miércoles, 3 de octubre de 2007

Palabras para Julia


Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Un hombre solo una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella tu verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Hija mía perdóname no sé decirte
nada más pero tú debes comprender
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti, pensando en ti
como ahora pienso.

José Agustín Goytisolo "Palabras para Julia" 1979

El poeta se lo escribió a su hija cuando ella tenía 7 años. Hoy, un amigo, que acaba de ser padre de otra Julia este lunes, se ha reencontrado con estos versos en una librería. La emoción ha llegado hasta mi cama, donde, medio fiebrosa, yo leía su mensaje...

Me ha servido para darme cuenta de que quizá es cierto que me hago mayor... Antes era mío, unos de los mejores manuales de instrucciones que tenía frente a la máquina incesante y, ahora, sólo pienso en las personitas a las que podría descubrírselo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mis lentas emociones que tardan en sentir. Uno tiene un hijo y no se entera de su felicidad hasta que pasan dos días. Y además el sentimiento viene con muleta, un poema con el nombre que coincide. Pese a todo, ahí está en esta vida mía fijo como un tatuaje, esa hora tan hermosa, en la que lloré esperando un volante para una consulta. La sala era bien fea, mis acompañantes eran seres enfermos con caras aburridas y ho había pegado ojo ( y no por placer)... y sin embargo aquello fue la belleza.

Todo lo que se le pide al arte es que brinde emociones como esa. Y lo hace de cuando en vez, a medias por la obra, a medias por el sujeto que mira el cuadro, que lee el poema. Por ello suenan tan falsas las aclamaciones, los premios, la vanidad de los artistas y los excesos de los críticos. Por eso hablar de lo que a uno le gustó suena tantas veces a campana hueca.

Da igual. Si uno insiste, algún día atrapa el hallazgo para no soltarlo hasta el día de su muerte. Un día en el que podrá decir con toda tranquilidad que ha valido la pena.

Un besote