Dejo encendida la televisión
y cuando me despierto
es casi por la mañana.
Lleva encima sólo la sábana
y por la ventana entran ya
algunas luces y parece aún más dulce,
y los rayos aterrizan en su espalda.
No saldría nunca de la cama.
Y las nubes en el suelo
y el color de este cuarto.
Si me muevo se podría despertar
dejará que esté con ella,
yo podría ser su esclavo.
Ahora ya no necesito más.
Haría lo que fuera,
daría algo más.
Entonces se despierta,
me mira y sé que nada va a pasar.
De pronto sé que nada va a pasar.
Y me sonríe, y todo vuelve a brillar,
y se acerca, y nada puede salir mal.
Y si se queda cuidaré siempre de ella
y entrarán rayos de sol por la mañana,
aterrizarán sobre su espalda.
Y las nubes en el suelo,
y el color de este cuarto,
y las cosas que le tengo que decir.
Dejará que esté con ella
dejará que esté a su lado
pues eso es suficiente para mí.
domingo, 29 de junio de 2008
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martes, 3 de junio de 2008
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martes, 6 de mayo de 2008
Capítulo 7, "Rayuela", Julio Cortázar
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jueves, 21 de febrero de 2008
Martes y letras
Un asiento sin nadie en una conferencia
tiene ojos y mira con un frío absoluto.
Sobre todo si estás al otro lado del azul de los mapas,
separada de mí por ciudades nocturnas,
el campo de las nubes, la luz de algún navío
y costas dibujadas con espuma
y casas con piscina.
Cruza un avión
el rojo turbio del amanecer
igual que el sueño cruza por tu noche,
cercano y lejanísimo,
en busca de otra tierra que no es mía,
aunque está junto a mí.
A veces me pregunto si yo soy
el que hace de mí cuando vivo en tus sueños.
El agua ya servida. Me deja frente al público
el verbo exagerado de mi presentador.
Es un martes de octubre. Debo hablar
sobre la utilidad de los poetas
y en la silla vacía no se sienta
ni el silencio de Bécquer encerrado en un álbum,
ni la desguarecida multitud que Baudelaire metió en una botella,
como se mete un barco,
como se mete el humo,
el rojo turbio del amanecer.
En la silla vacía se sienta tu recuerdo
y la imaginación del viento norte
que ahora te persigue, las calles que te miran
y los escaparates
en los que te descubres reflejada.
Yo estoy donde tu estás, pero en la vida
hay cosas que no pueden compartirse.
Por eso sigo aquí y voy contigo,
cercano y lejanísimo,
en busca de otro mundo que no es mío,
aunque está junto a mí.
La poesía es la voz del que se sabe
vivo y mortal, lo dice Blas de Otero,
y en conclusión, señores, el poema
no nace del esfuerzo de hablar solo,
es la necesidad de estarle hablando
a una silla vacía.
Qué pena
Yo creo, primera persona del presente de indicativo del verbo creer. Yo creo, también del verbo crear. Me levanto todas las mañanas a las siete y media, como los creadores que prefiere Rajoy. No lo hago por gusto, sino por mor de la maternidad, concepto que está muy de moda en este gran mercado persa de ayudas y rebajas donde se celebra la precampaña, y de los horarios de la escuela pública, que ya estaría bien que se pusiera de moda alguna vez. Soy, por tanto, una creadora que cree. En la utilidad de mi voto, por ejemplo. Quizás porque nunca he sido miedosa. Ni en lo que creo del verbo creer, ni en lo que creo del verbo crear.
Ahora que ya está claro que la campaña electoral se va a polarizar en una sola dirección, porque la socialdemocracia se va al centro, el centro a la derecha y la derecha a la extrema derecha, yo creo que alguien tiene que ocupar la izquierda, dejar de hacer regalos con el dinero de todos y dedicarse a defender los espacios públicos, que aseguran el bienestar de los más débiles. Yo creo que nada es más útil. ¿Soy ingenua? No. Sé que mi voto vale la cuarta parte que un voto al PSOE o al PP, pero eso no tiene nada que ver con la ingenuidad. Eso es sólo injusto.
Yo creo, y creo en la utilidad de las causas justas. Por eso no me afecta que muchos creadores a los que admiro, algunos a los que quiero, y hasta un hermano mayor, anden por ahí poniéndose cejas postizas. Lo que sí me hace daño es que, en lugar de pedir el voto a Zapatero y atacar de paso al enemigo, digan que pretenden orientar a los votantes de izquierdas que no saben a quién elegir. O sea, que no miran al PP, sino a IU. Desde que lo leí, me siento como una niña bajita, gordita y con gafas, amenazada en el patio por los grandullones del cole, no sea que se me ocurra crecer medio centímetro o ponerme lentillas. Qué feo. Y qué pena.
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jueves, 14 de febrero de 2008
lunes, 14 de enero de 2008
Táctica y estrategia
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no se cómo ni sé
con qué pretexto
por fin
me necesites
He empezado con una nueva asignatura, Dirección Estratégica se titula. En la primera sesión nos han contado la diferencia entre táctica y estrategia...y yo sólo podía acordarme de este poema del uruguayo...
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