En una de las primeras clases que recibí en la Facultad, el Catedrático de Historia del Derecho nos hizo una pregunta: ¿Qué es la Justicia?. Nadie supo responder con precisión. Ese año aprendí qué era el Digesto, quiénes eran Kelsen y Bobbio, y hasta leí algo de Habermas...seguí hinchando mi concepción de la Justicia...y convertí a la dama ciega en la diosa más bella, poderosa, fuerte y, a mí, en una de sus sacerdotisas. Han pasado más de cuatro años desde que comencé a ser soldado raso de un ejército de infantería que cree que, conociendo en detalle al Derecho, el cancerbero de la diosa, conseguirá que ella equilibre la balanza y reine el orden y la armonía. Pero somos humanos y ni una diosa puede hacer nada si hay otros que han adiestrado al cancerbero de tal modo que la diosa no sólo no ve, sino que no escucha.
Toda esta metáfora pseudo-iusfilosófica viene a cuento por un hecho muy concreto. Algunos habréis oído en las noticias de ayer que un grupo de mariscadores de la Ría de Ferrol han abortado la entrada de un buque metanero a una planta de gas natural licuado de la empresa REGANOSA que existe en el interior de la Ría. Como de costumbre, las opiniones se contraponen: el Comité de Emerxencia da Ría -grupo en el convergen los esfuerzos de los ciudadanos porque la planta de GNL no entre en funcionamiento- dice que dicha planta no cumple los mínimos requisitos medioambientales, las autoridades -Xunta de Galicia- y la empresa titular de la planta -REGANOSA- reiteran que su instalación posee todos los permisos necesarios. Y lo curioso es que ambos tienen razón.
La instalación ha conseguido todas las autorizaciones necesarias (voy a evitar ponerme demasiado técnica, pero para quien quiera están en el Real Decreto 1434/2002, de 27 de diciembre, artículo 70) hasta parece ser -el Ministerio no deja acceder al expediente- la autorización final de explotación, que es la que otorga el permiso necesario para que se ponga en funcionamiento la planta. Pero ni en su día el proyecto, ni hoy la instalación ya construida cumplen, ni podrán cumplir jamás, la legislación europea y española.
No soy una ecologista irracional. Todos entendemos que la energía es necesaria, que hay que ser realistas y que seguimos dependiendo de los yacimientos fósiles para mantener el estilo de vida en el que nos movemos (obvio todo lo que se podría decir al respecto). Pero una instalación enérgetica no puede realizarse a costa de los vecinos, de sus casas y de su salud; no puede justificarse la necesidad de energía si con ello rompemos todo el equilibrio medioambiental de la zona; no se consigue el fin si el medio es la destrucción de toda una Ría gallega, llegando a dragarla por intereses privados.
Los argumentos en contra de la planta en la ubicación actual, dentro de la Ría, son muy claros y no admiten discusión. No me extenderé demasiado para evitar que el blog se convierta en un pequeño compendio de Derecho Medioambiental, pero la planta de REGANOSA no cumple ni con la normativa sobre distancia mínimas a los núcleos de población (según el Reglamento de Actividades Molestas Insalubres Nocivas y Peligrosas debería ser de 2.000 metros y aquí existen núcleos a menos de 200 metros); no cumple con la Directiva 97/11/CE pues en ningún momento se ha realizado la preceptiva Evaluación de Impacto Ambiental (y así lo ha declarado el TSJ de Galicia); no cumple la Directiva SEVESO 96/82/EC sobre industrias susceptibles de provocar grandes riesgos a la población; y así, también, incumple varias Normas UNE y de navegación.
El evitar la ley es el medio, puesto que si se soslaya la obligación de la Evaluación de Impacto que, con toda seguridad, no podría ser positiva, se consigue que la planta siga adelante. De hecho, y lo dejo aquí, que sino esto empezará aparecer una demanda, el último paso va a ser dragar toda la Ría de Ferrol para que los buques metaneros, que ya vienen empujando, puedan maniobrar con mayor tranquilidad. Es la guinda del pastel, adecuar la Naturaleza a unos intereses privados pagándolo con dinero público. Para quien quiera ahondar más, el programa Línea 900 emitió un reportaje "Un gasoducto en mi jardín", que explica claramente la ignominia que se está cometiendo.
¿Qué es lo que me mueve en este asunto? La historia es larga pero resumible. Mi jefa, compañera, mentora y amiga (increíble, pero es cierto, he tenido la gran suerte de conocer a la persona en la que se aunan dichos atributos) es de Ferrolterra, conoce el asunto desde sus albores, hace al menos siete años y, desde que comencé a trabajar con ella, me involucré (incluso en los dos años que pasé en otro escuadrón de infantería). Existen siete contenciosos abiertos, una denuncia ante la Comisión Europea, dos recursos de casación...pero sólo se ha ganado el recurso contra la pantomima de Declaración de Efectos Ambientales realizada por la propia Xunta (para más pistas, observad cómo se reparte el accionariado de REGANOSA).
A la diosa le tapan los oídos, primero parecía que era cosa de Don Manuel, pero llegó el PSdG y el BNG y todo ha seguido igual, los intereses económicos ganan por goleada a los veciños y les quieren convertir en unos locos radicales. La dama ciega parece que se ha ido de vacaciones a las Seychelles y, la que suscribe, si Pérez-Prendes volviera a preguntarle sobre la Justicia, sólo podría sonreir cínicamente.
