martes, 18 de septiembre de 2007

Lo cierto

“Realmente decimos que la hora de la muerte es incierta, pero cuando lo decimos nos representamos esa hora como situada en un espacio vago y remoto; no pensamos que tenga la menor relación con la jornada comenzada ya y que pueda significar que la muerte –o su primera toma de posición parcial de nosotros, después de la cual ya no ha de soltarnos– podrá producirse esta misma tarde, tan poco incierta, esta tarde en el que el empleo de todas las horas está regulado de antemano. Tiene uno empeño en salir de paseo para alcanzar en un mes el total de aire sano necesario; ha vacilado respecto de la elección del abrigo que debe llevar, del cochero a que llamará; está uno en el coche, tiene por delante toda la jornada corta, porque quiere uno volver a tiempo para recibir a una amiga; quisiéramos que hiciese también buen tiempo a la mañana siguiente, y no se sospecha que la muerte, que caminaba en nosotros en otro plano, en medio de una impenetrable oscuridad, ha escogido precisamente este día para salir a escena, dentro de unos minutos…”


Es de Marcel Proust, de "El Mundo de Guermantes", la tercera de las siete novelas que constituyen el Himalaya de la literatura del siglo XX; En busca del tiempo perdido
.


Leí hace unos días este fragmento y no sé cómo sacármelo de la cabeza. Así que he decidido que lo mejor era compartirlo. La primera sensación es escalofriante, parece que al abrir la puerta del baño de la oficina te la vas a encontrar disfrazada de Jedi y con la guadaña, esperándote. Lo cierto es que será así, en el baño, en la calle, en el coche, en la cama o en cualquier otro sitio; y que puede que la veamos llegar, despacito, o que ni siquiera nos dé tiempo a mirarla a los ojos.

Pero es la única certeza que tenemos desde el primer momento, ella vendrá. Y esta afirmación hace, que de alguna manera, el mañana no exista; que haya que desempolvar el carpe diem y que se deban asumir como propios algunos lugares comunes que son impepinables: hay que empeñarse en ser feliz, defender la alegría y disfrutar cada instante, porque nunca sabemos cuando va a dejar de sonar la música...

9 comentarios:

Don Val dijo...

Lo que más escalofríos me da de la muerte no es la mía, sino la de los demás.

Que esa jornada de trabajo corta sea la tuya no tiene relevancia, porque tú ya estás muerto y no te vas a enterar... Lo jodido es que tú seas el que va a quedar con esa persona que, de repente, se muerte antes de llegar. Te da plantón, te cagas en ella, llamas millones de veces al móvil sin respuesta y, de repente, el teléfono está apagado... Y al día siguiente, o al siguiente, te enteras de por qué no había acudido a la cita...

En esos momentos es cuando realmente piensas..., "pero si la muerte siempre ocurre a otros"... En esos momentos, el carpe diem se convierte en los momentos en que pudiste haber dicho o hecho más por esa persona y los dejaste pasar...

Chichabel dijo...

Estoy contigo en que las muertes que se sufren son las de los demás, no la propia (bueno, esto último no se puede asegurar del todo, pero demos por válido que la parte consciente y sensible se termina en ese instante).

Pero, para mí, ese fragmento de Proust, lo que subraya es que aunque sea la falta de los otros lo que más nos duele (es además el gran miedo que todos tenemos en la cabeza, la muerte de la gente cercana), no nos debe hacer olvidar nuestra propia fragilidad, nuestra propia caducidad.

A algunos esta conclusión podrá llevarles al disfrute y a la búsqueda constante, a otros, al "nada importa"...

Y mejor no sigo que por aquí que nos vamos al nihilismo, luego a Nietzsche y, en nada, estamos discutiendo sobre el eterno retorno...

kitsch_consultant dijo...

con la habilidad de la sociedad de mejorar la calidad de vida, sus individuos han perdido la capacidad de ver las cosas como son.

la muerte y el sufrimiento son naturales, hechos que entristecen desde luego, lo que el amigo Marcel esboza es un buen retrato de uno de los males de la sociedad occidental: el ciudadano que no puede afrontar hechos naturales con emociones proporcionadas al hecho...

por esto los que yo llamo malditos bascularon del hedonismo infantil al nihilismo inane, sin pararse a explorar las ricas tierras intermedias de la madurez intelectual.

bukowsky, céline o el mismo proust debieran ser estudiados y reflexionados bajo la realidad de la infelicidad que ellos se buscaron, y su incapacidad para ser algo más que niños en cuerpos decrépitos. mi militancia contra la idea del sufrimiento y la creación artística es alta por ser equiparable su irracionalidad como idea, con lo diletante en lo vital de sus profetas...

vaya chapa eh!! ;)

Chichabel dijo...

Es cierto que en esta sociedad "lo feo" se esconde y que eso hace que seamos menos hábiles a la hora de enfrentarnos al sufrimiento y a la muerte.

Lo que no entiendo es tu militancia...¿contra la creación artística y el sufrimiento cuando van unidos? Es decir, ¿cuándo la creación nace de dicho malestar? Pues te cargas de un plumazo a Goya, a Mozart, a Schubert (es verdad que los románticos van aparte en cuanto a sufrimiento, pero ahí están), a Beethoven, a Wilde, a Woolf, a Kennedy Toole, a Van Gohg, a Dickinson, a Allan Poe y a un interminable etcétera...

Que muchísimos creadores tuvieran (o tengan) unas vidas que a nuestros ojos puedan parecer poco saludables, en las cuales el dolor era (o sea) el eje principal, no desvaloriza sus obras. Y esto es así porque lo que se deberá examinar en dichas obras es la influencia de la vida del autor y cómo se refleja en ellas, si es que lo hace; en ningún caso juzgar la vida del autor...

[con lo que me gustaba a mí jugar a las chapas de pequeña...cómo ha cambiado el concepto ;)]

kitsch_consultant dijo...

la idea de unión entre sufrimiento y creación artística es irracional, genera confusión y no sirve más que confundir y "sentirse especial"

el sufrimiento no tiene más relación con el arte que la que tienen el resto de emociones, y nada tiene que ver con la calidad de la obra del artista.

lo que digo es que no hay que confundir la habilidad artística con el hecho de la incapacidad de algunos de ellos en la vida, y bajo ningún concepto hay que correlacionarlas, ya que no tienen nada que ver...

Chichabel dijo...

Nadie está diciendo que toda creación artística deba nacer del sufrimiento. Pero en ocasiones ocurre y surgen melodías, libros o cuadros únicos; que no tienen porque ser los mejores, pero tampoco los peores. Ahí ya entramos en los gustos.

Y por supuesto que no se debe pensar que la condición de creador literario, musical o pictórico va aparejada con una cierta dificultad a manejarse con lucidez en lo cotidiano. Pero es que habría mucho de que hablar, desde la mitificación de los artistas, a las enfermedades mentales, hasta la simple "pose"...

Por volver al principio, la vida de Proust no creo que sea la que deseemos para nosotros pero "En busca del tiempo perdido" seguirá siendo la obra que inauguró la literatura moderna, las descripciones psicológicas pormenorizadas, los monólogos interiores. Dicen que después no se ha vuelto a alcanzar nada igual. Yo, tengo que confesarlo, voy por el tercer volumen, y aún me quedan cuatro más...

Don Val dijo...

Yo no había oído que esa obra de Proust fuera famosa por eso..., sino porque nadie había conseguido terminarla...

Yo creo que H tiene razón en que es verdad que se tiene tan asociado el concepto de sufrir=aprender, o de crecer sin sufrir, o de crear sin padecer, que viene a ser desarrollos de lo msimo.

Es verdad que uno se siente más creativo cuando a) está borracho o b) sufre. Y cuando todo va bien..., quién quiere sentarse a escribir????

Pero en el fondo, de la misma manera que ya no se cree que para poder escribir bien haya que ser alcohólico, o para ser pintor debas tomarte unos ácidos, es cierto que esa concepción lucha frente a miles de año de otra concepción. El otro día vi un programa en el que decían que las pinturas rupestres estaban hechas por chamanes en pleno éxtasis...

Pero el tema se ha dispersado un poco. Es verdad que la muerte de uno mismo siempre se espera lejana en el tiempo. Incluso los viejos, por puro instinto de supervivencia, hablan de la muerte como algo de otros...

Pero sigo pensando que lo realmente jodido de la muerte es cuando se mueren los demás.

kitsch_consultant dijo...

no hay que mezclar conceptos, la idea de que en el sufrimiento hay una semilla de la creación artística es irracional y no tiene base empírica, es un error de base muy común, si se revisa cualquier manual de historia del arte es muy difícil sacar la idea de que el creador sufre como vía de inspiración...

la idea responde, y esto es deformación de "psicologuilla" a un deseo de sentirse especial, y es como yo sufro he de convertirlo en especial, y me siento especial al afirmar que como es fuente de creación yo soy especial al estar en comunión con una idea sesgada e incompleta del arte.

esto no lo digo yo, es una de las ideas irracionales más comunes y es un ejemplo de libro:))

alfons: creo que el número de gente que lee un libro no marca su calidad , ya que eso supondría que que todos tenemos las misma capacidad y nivel intelectual, lo cual pese al riesgo de que se me llame facha, es una falacia:)))

si que es cierto que asimilar una pérdida es más fácil que simplemente morirse, aunque asumir y aceptar la propia muerte es un ejercicio reservado a los grandes, y si en vez de morir de golpe descubres tu fecha de caducidad, creo que es, al menos, igual de chungo...

Anónimo dijo...

Vivimos pensando que la muerte no existe, que es algo ajeno, que nunca nos sucederá a nosotros. Sin embargo la vida és porque se dá la mano con la muerte, pasean juntas por el parque, comparten sueños y metáforas, son la misma cosa, no cosas diferentes. No tengo miedo de mi muerte, es mía, igual que los surcos que el tiempo va dejandome en la piel. Somos tan civilizados que hemos olvidado lo principal, nos creemos tan importantes que pensamos que ella nunca se fijará en nosotros. Vivir es morir para nacer y vivir mejor. Nada más. Somos tan "inteligentes", que hacemos como que no existe, absurdo. Vives porque mueres y mueres porque vives,nada más. No me asusta mi muerte, llegará el día en que me marche con ella de cañas a celebrar lo que fué mi vida. Espero brindar entonces por no haber dejado de reir ni una sola risa, brindar porque amé como una loca, brindar porque viví en plenitud sin manipularme para complacer a nadie. Tal vez exista un sentido, o no...realmente importa tanto?.Mientras tanto fluir. Carmen